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TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA

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CONTENIDO DE LA UNIDAD
  • Material de estudio

  • Imágenes

  • Actividades de aprendizaje

ANATOMÍA SECCIONAL Y PROCEDIMIENTOS DE IMAGEN

NEUROIMAGEN

INTRODUCCIÓN

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Las técnicas de neuroimagen desempeñan un papel crucial en el diagnóstico y manejo de la patología que afecta al sistema nervioso central, a la cabeza y al cuello. Aunque la resonancia magnética (RM) se utiliza de manera creciente en el diagnóstico y seguimiento de estos pacientes, la tomografía computarizada (TC) ofrece todavía indudables ventajas.

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Es excelente en la evaluación de las estructuras óseas, presencia de calcificaciones u osificación y, desde luego, detección de hemorragia aguda.

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Es evidente que las indicaciones de la TC dependen en gran medida de la disponibilidad de la RM. Un factor muy importante a la hora de elegir una u otra técnica, es la eficacia de cada una de ellas para diagnosticar un proceso patológico específico o resolver situaciones clínicas concretas. La TC contribuye a disminuir las listas de espera de la RM y se utiliza rutinariamente para excluir patología encefálica grosera. Aun así, en un porcentaje variable, que se aproxima al 30% en condiciones ideales, será necesario realizar una RM posterior para completar el estudio.

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La TC suele ser la técnica preferida ante contextos clínicos agudos, debido a su mayor disponibilidad y a la gran rapidez en la adquisición de las imágenes, aspecto este de gran relevancia ante pacientes inestables o con ventilación mecánica. La ubicación de los equipos de TC cerca o dentro de los departamentos de emergencias también favorece su uso en este tipo de pacientes.

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Para evitar la duplicidad de exploraciones es fundamental la realización de algoritmos o guías clínicas para el manejo de los pacientes.

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La amplia difusión de los modernos equipos multidetector, capaces de obtener espesores de corte cada vez menores en tiempos muy cortos, permiten realizar reconstrucciones en diferentes planos con una gran resolución espacial, lo cual facilita enormemente el diagnóstico y evita adquisiciones adicionales en posiciones incómodas para el paciente.

Del mismo modo, las capacidades de estos nuevos equipos han permitido el desarrollo progresivo de las técnicas de TC avanzada, entre las que destacan la angiografia mediante TC, utilizada ampliamente para el análisis no invasivo de los vasos intracra-neales y cervicales, especialmente ante la sospecha de estenosis arteriales significativas o la detección de aneurismas intracraneales, y la TC perfusión, que proporciona datos hemodinámicos cuantitativos de diferentes tejidos y contribuye de manera esencial a la implantación de terapéuticas fibrinolíticas en el ictus isquémico en fases agudas.

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Por otro lado, la creciente implementación de equipos que utilizan técnicas de adquisición con energía dual e imagen espectral, y que permiten discriminar, cuantificar y caracterizar diferentes materiales en función de sus características físico- químicas (número atómico principalmente) augura el desarrollo de un amplio campo de potenciales aplicaciones clínicas hasta hace poco tiempo impensables para la TC.

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Se deben establecer diferentes protocolos de exploración que consideren la región anatómica de interés, la sospecha clínica principal, el equipo disponible y las características del paciente.

CUELLO

Los estudios radiológicos son esenciales para determinar el origen, la localización y la extensión de las lesiones que afectan a las glándulas salivales, la tiroides, la faringe, la laringe y la cavidad oral, así como los diferentes espacios profundos del cuello, tanto su-prahioideos como infrahioideos, y la vía aérea superior.

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Tanto la RM como la TC se utilizan rutinariamente con estos fines y, a pesar de las ventajas indudables de la RM, la TC continúa siendo indispensable, entre otras razones por su mejor valoración de las estructuras óseas y calcificaciones, el menor tiempo de adquisición de las exploraciones (especialmente útil en pacientes no colaboradores y para estructuras con movimiento fisiológico como la laringe), su gran resolución espacial y su mayor disponibilidad.

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Indicaciones

La TC se recomienda en los siguientes casos:

  • Sospecha y estadificación de patología tumoral.

  • Patología inflamatoria e infecciosa cervical.

  • Traumatismo.

  • Patología de las glándulas salivales: inflamatoria y tumoral.

  • Identificación de masas palpables o adenopatías cervicales.

  • Malformaciones vasculares.

  • Planificación de tratamiento radioterápico.

  • Seguimiento tras tratamiento quirúrgico, quimioterápico o radioterápico.

  • Guía para biopsia o procedimientos intervencionistas.

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Protocolo y especificaciones

Se deben diseñar protocolos que respondan a problemas clínicos específicos (tabla 1).

Tabla 1 Protocolo TC multicorte modo espiral para el estudio del cuello

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El estudio debe extenderse desde la base del cráneo hasta el mediastino superior (arco aórtico). En el caso de estudios indicados por parálisis de una cuerda vocal, debe alcanzarse la ventana aortopulmonar.

 

Se obtendrá un topograma de baja resolución en el plano sagital de 256 mm, y sobre él se planteará el estudio, que debe incluir cortes transversos (axiales) con un espesor de, al menos, 3 o 4 mm.

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El campo de visión debe ser pequeño para conseguir una buena resolución espacial que proporcione el máximo detalle, pero debe incluir regiones más amplias (supraclaviculares y axilas) si la indicación así lo requiere. El paciente debe estar en decúbito supino, con el cuello en ligera hiperextensión.

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Es importante dar instrucciones para que durante la adquisición no respire ni degluta y permanezca lo más inmóvil posible. En casos de patología laríngea, pueden ser necesarias adquisiciones adicionales obtenidas durante la fonación o con maniobras de Valsalva.

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La angulación del tubo debe ser paralela al paladar duro.

La maniobra de Valsalva consiste en una espiración forzada contra la glotis cerrada o por extensión a una resistencia, de lo cual se desprenden dos métodos: a) no instrumental, donde el paciente inspira y ''puja'' durante 10 a 15 segundos, soltando el aire bruscamente y b) instrumentada, donde el paciente sopla a una boquilla conectada a una columna de mercurio hasta alcanzar los 40-60 mmHg, manteniendo este nivel de presión durante 10 a 15 segundos y posteriormente se libera por una válvula dejando escapar el aire bruscamente.​​

Si se producen artefactos significativos debidos a material dentario metálico, se deben obtener adquisiciones adicionales con diferentes angulaciones del tubo

Es conveniente obtener posteriormente reconstrucciones en diferentes planos, principalmente coronales y sagitales.

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En general, es necesario el uso de contraste en la mayoría de las ocasiones, ya que mejora la identificación de los tumores, aumenta la sensibilidad para la patología inflamatoria y delimita con mayor claridad las estructuras vasculares, los espacios anatómicos y las adenopatías patológicas.

La dosis del contraste debe ser de 130-150 ml, con una concentración de 300 mg I/ml.

El contraste se administra mediante inyección con bomba automática a 2-3 ml/s con un retraso en la adquisición de 80-90 segundos, 1/3 en bolo seguido de 2/3 en perfu-sión rápida.

Anatomía

En la figura 1 se muestra la anatomía del cuello a nivel suprahioideo y en la figura 2, la anatomía a nivel infrahioideo.

FIGURA 1 Anatomía del cuello suprahioideo. 1. Glándula parótida. 2. Glándula submandibular. 3. Músculo masetero. 4. Músculo pterigoideo medial. 5. Maxilar superior. 6. Mandíbula (cuerpo). 7. Nasofaringe. 8. Mandíbula (rama). 9. Músculo. 10. Apófisis odontoides (C2). 11. Hueso occipital. 12. Mastoides (temporal). 13. Masas laterales del atlas (C1). 14. Seno maxilar. 15. Orofaringe. 16. Lengua. 17. Canal espinal. 18. Vena yugular interna. 19. Arteria carótida interna. 20. Músculo esternocleidomastoideo. 21. Músculo largo del cuello.

FIGURA 2 Anatomía del cuello infrahioideo. 1. Glándula submandibular. 2. Glándula tiroides. 3. Músculo platisma. 4. Músculo esternocleidomastoideo. 5. Hueso hioides. 6.

Cartilago tiroides. 7. Cartilago aritenoides. 8. Cartilago cricoides. 9. Cuerpo vertebral 10. Esófago. 11. Vena yugular interna. 12. Arteria carótida común. 13. Músculo digástrico (vientre anterior). 14. Músculo largo del cuello. 15. Triángulo cervical posterior. 16. Músculo trapecio. 17. Músculos paraespinales. 18. Músculo elevador de la escápula. 19. Canal espinal. 20. Apófisis espinosa vertebral. 21. Músculos esternohioideos y tirohioideos. CV, cuerdas vocales; HF, hipofaringe; L, laringe; T, tráquea; P, pulmón.

Fosa posterior y cabeza

La patología neurológica es muy común. Tradicionalmente, la TC ha representado la técnica de diagnóstico inicial en la mayoría de los pacientes que presentan una clínica aguda. En estas circunstancias, una exploración sin contraste, adquirida en pocos se-gundos, es capaz de:

  • Identificar los efectos de un traumatismo craneoencefálico.

  • Diferenciar entre hemorragia e isquemia cerebral ante un ictus.

  • Identificar una lesión ocupante de espacio como la causante de disminución en el nivel de conciencia.

  • Demostrar signos de elevación de la presión intracraneal que pudieran contraindicar una punción lumbar.

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Una correcta evaluación clínica, junto con guías de actuación médica, debería identificar aquellos pacientes que precisen de una exploración urgente, los que se encuentren en situación de riesgo y los que pueden esperar a una valoración radiológica programada ulterior (muchos de los cuales serán candidatos a una RM de elección).

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El estudio rutinario del cráneo debe comenzar en la base craneal y continuar superiormente hasta el vértex. Dependiendo de la indicación clínica, puede ser necesaria la administración previa de un contraste yodado.

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Indicaciones

Las principales indicaciones de la TC craneal, aunque no las únicas son:

  • Primarias:

  • Traumatismo craneoencefálico.

  • Sospecha de hemorragia intracraneal aguda.

  • Accidente cerebrovascular agudo (ictus).

  • Sospecha de aneurisma intracraneal.

  • Detección o evaluación de calcificaciones.

  • Evaluación posquirúrgica inmediata (tumores o lesiones hemorrágicas).

  • Sospecha de hidrocefalia o de funcionamiento valvular anómalo.

  • Cambios en el estado mental.

  • Aumento de la presión intracraneal.

  • Cefalea.

  • Déficit neurológico agudo.

  • Sospecha de infección intracraneal.

  • Anomalías congénitas (craneosinostosis, macro y microcefalias, etc.).

  • Evaluación de trastornos psiquiátricos.

  • Herniaciones intracraneales.

  • Sospecha de masa o tumor.

  • Secundarias:

  • Cuando la RM esté contraindicada o no esté disponible.

  • Diplopía.

  • Disfunción de pares craneales.

  • Crisis, síncopes o ataxia.

  • Sospecha de enfermedad neurodegenerativa.

  • Retraso del desarrollo.

  • Encefalitis.

  • Toxicidad por drogas.

En el momento actual, la TC representa la técnica de elección ante un traumatismo craneoencefálico, la sospecha de sangrado intracraneal agudo y en pacientes sometidos a cuidados intensivos con rápido deterioro neurológico.

Protocolo y especificaciones

Se obtendrá un topograma lateral de 256 mm. El paciente debe permanecer en decubito supino, con los brazos a lo largo del cuerpo y la cabeza inmóvil. Es muy importante que permanezca en el centro del campo de visión, que no debe ser superior a 300 mm desde el centro de la imagen. La angulación del tubo solo se permite en los estudios secuenciales, no en los espirales.

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Se puede realizar el estudio con técnica secuencial de corte único, espiral multicorte o espiral multicorte y multidetector. Hoy en día, la mayoría de los equipos de nuestro entorno poseen tecnología multicorte y multidetector.

Es conveniente que las imágenes incluyan ventanas adecuadas para la visualización tanto del parénquima cerebral como de las estructuras óseas (tabla 2).

Tabla 2 Protocolo TC multicorte para el estudio del cráneo

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No es necesario el uso de contraste yodado intravenoso en los estudios rutinarios ni en el caso de traumatismos; en cambio, es recomendable ante lesiones focales, tumores o infecciones.​

Anatomía

En la figura 3 se describe la anatomía del encéfalo.

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FIGURA 3 Anatomía del encéfalo. 1. Cisterna supraselar. 2. Cuarto ventrículo. 3.

Protuberancia. 4. Mesencéfalo. 5. Tercer ventrículo. 6. Lóbulo temporal. 7. Lóbulo frontal. 8. Cisura de Silvio (lateral). 9. Hemisferio cerebeloso. 10. Vermis (cerebelo). 11.

Ínsula. 12. Cisterna ambiens. 13. Tálamo. 14. Núcleo caudado. 15. Núcleo lenticular.

16. Ventrículo lateral (asta temporal). 17. Cápsula interna. 18. Glándula pineal.

HUESO TEMPORAL

Indicaciones

Las principales indicaciones de la TC del hueso temporal son:

  • Anomalías congénitas.

  • Hipoacusia neurosensorial.

  • Traumatismo.

  • Tumores.

  • Enfermedad inflamatoria otomastoidea aguda o crónica.

  • Evaluación previa a mastoidectomía quirúrgica o implante coclear.

  • Patología del oído interno.

  • Seguimiento tras tratamiento quirúrgico, quimioterápico o radioterápico.

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Protocolo y especificaciones

El examen estándar incluye imágenes axiales y coronales adquiridas directamente o bien reconstrucciones coronales a partir de imágenes axiales adquiridas en alta resolución con un detector multicanal. Se deben utilizar algoritmos de reconstrucción ósea y se pueden incluir reconstrucciones separadas de los lados derecho e izquierdo magni-ficadas, y con un campo de visión lo más pequeño posible y que incluya todo el oído (tabla 3).

Tabla 3 Protocolo TC multicorte para el estudio del hueso temporal (oído interno)

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La adquisición es directa:

  • Axial. El paciente permanece en supino y la angulación del tubo es paralela a la línea infraorbitariameatal. Los cortes se toman desde las celdas mastoideas más

  • superiores hasta el foramen estilomastoideo inferiormente.

  • Coronal. El paciente permanece en prono y la angulación del tubo es perpendicular a la línea infraorbitariameatal. Los cortes se toman desde la porción posterior de la articulación temporomandibular hasta completar las celdas mastoideas más posteriores.

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Anatomía

En la figura 4 se muestra la anatomía del oído axial y en la figura 5, la del oído coronal.

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FIGURA 4 Oído (corte axial). 1. Antro mastoideo. 2. Conducto auditivo interno. 3. Vestíbulo. 4. Cóclea. 5. Ganglio geniculado (facial). 6. Nervio facial (segmento laberíntico). 7. Martillo. 8. Yunque. 9. Estribo. 10. Conducto semicircular lateral. 11. Conducto semicircular posterior. 12. Ventana oval. 13. Canal carotídeo. 14. Conducto auditivo externo. 15. Seno timpánico. 16. Seno sigmoide. 17. Músculo tensor del tímpano. 18. Acueducto vestibular.

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FIGURA 5 Oído (corte coronal). 1. Antro mastoideo. 2. Conducto auditivo interno. 3. Vestíbulo. 4. Cóclea. 5. Nervio facial (segmento timpánico). 6. Martillo. 7. Yunque. 8. Estribo. 9. Conducto semicircular lateral. 10. Ventana oval. 11. Techo del tímpano. 12. Conducto auditivo externo. 13. Foramen yugular. 14. Nervio facial (porción mastoidea). 15. Ventana redonda.

Senos paranasales

La TC constituye la técnica de elección para la valoración de los senos paranasales y las estructuras adyacentes, pues permite diferenciar mejor que cualquier otra técnica entre hueso, aire y partes blandas, que representan los elementos estructurales básicos de esta región.

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Indicaciones

Las indicaciones de la TC de los senos paranasales son:

  • Anomalías congénitas.

  • Enfermedad inflamatoria nasosinusal (anatomía y extensión de la afectación).

  • Lesiones óseas.

  • Mapa previo a cirugía nasosinusal endoscópica o planificación radioterápica.

  • Traumatismo facial.

  • Tumoraciones nasosinusales.

  • Celulitis preseptal y sinusitis complicadas (deben incluirse en el estudio de las órbitas).

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Protocolo y especificaciones

El estudio estándar debe realizarse directamente en el plano coronal, o bien reconstruirse en coronal mediante datos adquiridos en axial con un equipo multicorte y mul-tidetector. Las reconstrucciones coronales serán perpendiculares al plano del paladar duro, y abarcarán desde el vestíbulo nasal hasta la silla turca. También son aconsejables las reconstrucciones sagitales, perpendiculares al paladar duro y que incluyan la totalidad de los senos maxilares (tabla 4).

Tabla 4 Protocolo TC multicorte para el estudio de los senos paranasales en modo espiral

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Se deben realizar ventanas y algoritmos específicos para la visualización tanto de partes blandas como de estructuras óseas.

El plano preferido es el coronal, ., porque es el que mejor valora el complejo osteomeatal; el plano axial es complementario, pero muy útil ante una pacificación sinusal completa y cuando se pretende estudiar la unión frontoetmoidal y el receso esfenoetmoidal.

Anatomía

En la figura 6 se muestra la anatomía de los senos paranasales en plano coronal y en la figura 7, la anatomía de los senos paranasales en plano axial.

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FIGURA 6 Senos paranasales (corte coronal). 1. Seno maxilar. 2. Seno frontal.

3. Seno esfenoidal. 4. Celdas etmoidales. 5. Infundíbulo maxilar. 6. Infundíbulo

frontal. 7. Lámina cribosa. 8. Lámina papirácea. 9. Cornete medio. 10. Apófisis crista galli. 11. Nervio óptico. 12. Foramen rotundum. 13. Nervio infraorbitario. 14. Septo nasal. 15. Apófisis unciforme. 16. Apófisis clinoides anterior. 17. Concha bullosa.

18. Bulla etmoidal. 19. Apófisis pterigoides (esfenoides). 20. Cornete inferior.

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FIGURA 7 Senos paranasales (corte axial). 1. Seno maxilar. 2. Seno frontal.

3. Seno esfenoidal. 4. Celdas etmoidales. 5. Lámina papirácea. 6. Cornete

inferior. 7. Nervio óptico. 8. Septo nasal. 9. Bulla etmoidal. 10. Apófisis pterigoides

(esfenoides). 11. Arteria carótida interna. 12. Hueso nasal. 13. Silla turca.

Órbita

Indicaciones

La TC orbital se recomenda en los siguientes casos:

  • Anomalías congénitas.

  • Exoftalmos.

  • Traumatismo orbitario y ocular.

  • Sospecha de cuerpo extraño.

  • Patología inflamatoria aguda.

  • Sinusitis o cirugía sinusal complicada

  • Diplopía o pérdida de visión.

  • Lesiones óseas de la órbita (displasia fibrosa, osteoma, etc.).

  • Lesiones o tumores con calcificaciones (retinoblastoma, meningioma nervio óptico, drusas, etc.).

  • Orbitopatía tiroidea.

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Protocolo y especificaciones

Se debe incluir toda la órbita y es conveniente realizar reconstrucciones en los planos

coronal y sagital oblicuo según el plano del nervio óptico. En ocasiones, cuando se requieran reconstrucciones volumétricas de alta calidad, se utiliza un vóxel isotrópico con 0,5 mm de espesor de corte.

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El uso de contraste yodado está indicado en la patología inflamatoria aguda y ante lesiones expansivas de la órbita y el globo ocular. Es obligado incluir reconstrucciones con algoritmos y ventanas para partes blandas y óseas (tabla 5).

Tabla 5 Protocolo TC multicorte para el estudio de la órbita en modo espiral

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Anatomía

En la figura 8 se muestra la anatomía de la órbita en plano axial-sagital y en lafigura 9, en plano coronal.

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FIGURA 8 Órbita (cortes axial y sagital). 1. Globo ocular. 2. Nervio óptico. 3. Músculos extraoculares. 4. Espacio extraconal. 5. Espacio intraconal. 6. Seno maxilar. 7. Seno esfenoidal. 8. Celdas etmoidales. 9. Glándula lacrimal. Ri, músculo recto inferior; L, músculo recto lateral; RM, músculo recto medial; RS, músculo recto superior.

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FIGURA 9 Orbita (corte coronal). 1. Globo ocular. 2. Nervio óptico. 3. Músculos extraoculares. 4. Espacio extraconal. 5. Espacio intraconal. 6. Apófisis crista galli. 7. Seno maxilar. 8. Celdas etmoidales. 9. Cornete nasal. 10. Glándula lacrimal. 11. Músculo elevador del párpado superior. 12. Músculo oblicuo superior. RI, músculo recto inferior; RL, músculo recto lateral; RM, músculo recto medial; RS, músculo recto superior.

Perfusión TC

La perfusión mediante TC es una técnica novedosa con importantes aplicaciones en neu-rorradiología. Estos estudios se obtienen monitorizando el paso del contraste yodado a través del lecho vascular tisular. La relación lineal entre la densidad radiológica (en unidades Hounsfield) y la cantidad de contraste en cada pixel, junto con la gran resolución espacial y temporal de los modernos equipos multidetector, permiten evaluar el nivel de perfusión tisular y cuantificar el aporte sanguíneo en el cerebro y en algunos tejidos de la cabeza y el cuello. En particular, se evalúa fácilmente el grado de angiogénesis tumoral y la isquemia cerebral. Solo se debe realizar con una justificación clínica concreta y, en todo caso, con la mínima dosis de radiación posible.

​

Indicaciones

La perfusión TC se indica en los casos que se citan a continuación.

  • Cerebro:

  • Evaluación diagnóstica del accidente cerebrovascular agudo.

  • Sospecha de vasoespasmo tras una hemorragia subaracnoidea aguda.

  • Hemorragia cerebral con isquemia local.

  • Seguimiento (fases subaguda y crónica) en la isquemia o el infarto cerebral.

  • Valoración de tumores intracraneales.

  • Lesión traumática aguda.

  • Cabeza extracraneal y cuello:

  • Evaluación diagnóstica de tumores cuando la perfusión RM sea problemática: presencia de clips ferromagnéticos, material dental, espacios aéreos con artefactos de susceptibilidad.

  • Monitorización tumoral: seguimiento de la respuesta terapéutica.

​

Protocolo y especificaciones

Existen dos técnicas principales para la realización de los estudios de perfusión (la TC perfusión cerebral completa o de infusión lenta, y la TC perfusión dinámica o de primer paso), que utilizan distintos métodos en la adquisición de los datos y en su análisis (tabla 6). Sus principales diferencias son:

​

  • Volumen explorado.

  • Cantidad y flujo de contraste utilizado.

  • Modo de adquisición de los datos: helicoidal o cine.

  • Resolución temporal.

Tabla 6 Protocolo TC perfusión craneal

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Dada la significativa dosis de radiación de este estudio, solo se debe repetir después de una detallada valoración por parte del radiólogo y su indicación.

​

TC perfusión cerebral completa o de infusión lenta

En la TC perfusión cerebral completa o de infusión lenta se realizan dos adquisiciones de la totalidad del parénquima cerebral en modo espiral (helicoidal), una basal y la otra tras administrar contraste yodado (90-150 ml con un flujo de 3-3,5 ml/s), con un retraso de 20-25 segundos, para asegurar el llenado completo de todas las arterias perfundidas, de

los capilares y de las venas.

​

No aporta información sobre el tiempo de tránsito ni sobre el flujo sanguíneo, por lo que su utilidad en la isquemia cerebral es limitada.

​

TC perfusión cerebral dinámica o de primer paso

En este caso se adquieren imágenes repetidas en la misma localización (volumen de in-terés) tras la inyección del bolo de contraste (40 ml con un flujo de 4 ml/s). Las imágenes se pueden adquirir en modo axial, en modo cine (adquisición axial continua) o en modo volumen (la mesa se desplaza fuera y dentro del tubo). En el modo cine, la resolución temporal debe ser de una imagen por segundo y el total de la adquisición será de 50 a 60 segundos.

​

Con las imágenes adquiridas, y mediante técnicas de posprocesado, se pueden realizar curvas dinámicas y obtener datos hemodinámicos cuantitativos de diferentes valores: flujo sanguíneo, volumen sanguíneo, tiempo de tránsito medio y tiempo de tránsito al pico. Con estos datos se realizan mapas fisiológicos a color para facilitar su interpretación.

La técnica TC perfusión de primer paso es la técnica más utilizada para el estudio de la perfusión encefálica en la isquemia cerebral aguda

Sin embargo, tiene ciertos inconvenientes: solo proporcionan información de un grosor de corte limitado (2-8 cm) y no se puede realizar de forma simultánea una angiografia por TC, a diferencia de la técnica de perfusión cerebral completa En el cuadro 1 se resumen las principales características de la perfusión dinámica.

Cuadro 1 TC perfusión cerebral dinámica

  • Se obtienen múltiples imágenes (20-40) sobre un mismo corte anatómico tras administrar contraste yodado.

  • La imágenes se adquieren a intervalos repetidos (2-3 s) durante un período de tiempo predeterminado (40-90 s).

  • La mesa puede permanecer estática o desplazarse, entrando y saliendo del tubo, según la técnica empleada.

  • El espesor de los cortes es relativamente grueso (5-10 mm) para minimizar el ruido
    en la imagen.

  • La calidad de la imagen es inferior a una TC convencional.

  • Los datos obtenidos se usan para generar mapas a color con significación hemodinámica: volumen de sangre cerebral, flujo de sangre cerebral, tiempo de tránsito medio y tiempo al pico de perfusión.

  • En los estudios por ictus es recomendable realizar complementariamente una TC
    craneal rutinaria y una angiografia por TC.

En el ictus, la TC de perfusión permitirá conocer la presencia y extensión de tejido isquémico infartado (no recuperable) y de tejido en riesgo o zona de penumbra (potencialmente recuperable), así se podrá seleccionar a los pacientes candidatos a tratamiento.

RESUMEN

​

La TC sigue siendo hoy en día la técnica de imagen de elección en la mayoría de los pacientes con clínica neurológica que acuden a los departamentos de urgencias, debido principalmente a su gran disponibilidad y a la rapidez en realizar el estudio. Puede detectar fácilmente sangre aguda, masas y herniaciones intracraneales, así como signos de edema o elevación de la presión intracraneal.

​

Tras la introducción de la TC helicoidal y volumétrica y, más recientemente, de la TC multicorte, la TC sigue desempeñando un papel crucial en el manejo del accidente cerebrovascular agudo y de la hemorragia subaracnoidea aguda, y ha contribuido a la revolución diagnóstica y terapéutica en estos pacientes.

​

La angiografía por TC permite valorar la circulación intracraneal y extracraneal, conocer la alteración vascular que origina el cuadro y servir de guía para el tratamiento: recanalización vascular (fibrinólisis intraarterial farmacológica o mecánica) y embolización de aneurismas intracraneales rotos.

​

Con la TC perfusión se consigue un análisis cuantitativo de la vascularización del parénquima cerebral utilizando mapas fisiológicos a color, los cuales permiten un diagnóstico precoz y una selección apropiada de los pacientes candidatos a una actuación terapéutica inmediata con fármacos fibrinolíticos, lo que disminuye de manera significativa la morbimortalidad de estos procesos tan frecuentes.

 

En la evaluación radiológica de la cabeza extracraneal y del cuello, la TC permite la detección, diferenciación y delimitación de gran cantidad de procesos patológicos corrientes en la práctica clínica, por lo que representa la técnica inicial de estudio para todos estos pacientes y, en muchos de ellos, la mejor de las técnicas disponibles.

​

El continuo avance en las técnicas de posprocesado y de evaluación cuantitativa permite reconstrucciones volumétricas tridimensionales y multiplanares de alta calidad, así como análisis hemodinámicos de determinados tejidos que facilitan la valoración diagnóstica, lo que condiciona, en muchos casos, la actitud terapéutica.

​

Las nuevas tecnologías de adquisición con energía dual nos permiten obtener información funcional mediante una técnica que hasta ahora proporcionaba básicamente información anatómica, lo que amplia enormemente sus aplicaciones clínicas potenciales.

BIBLIOGRAFÍA

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ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE: 

​

I. Comprensión de lectura

De respuesta al siguiente cuestionario y envíe su actividad al correo tareasconsejomxneurociencias@gmail.com

​

1. ¿En cuál de estas situaciones está indicada la realización de una TC craneal?

a. Traumatismo craneoencefalico.

b. Sospecha de hemorragia intracraneal.

c. Ictus isquémico.

d. Ninguna de las anteriores.

e. Todas las anteriores.

​

2. En relación con la TC para el estudio de la patología inflamatoria nasosinusal, indique el plano más apropiado para la visualización de la unidad osteomeatal.

a. Axial.

b. Sagital.

c. Coronal.

d. Oblicuo paralelo al canal óptico.

e. Transverso paralelo al nervio infraorbitario.

 

3. .¿En cuál de estos estudios de TC es imprescindible el uso de contraste?

a. TC de órbitas.

b. TC de peñascos/oídos.

c. TC de cuello suprahioideo.

d. TC perfusión cerebral.

e. TC de cuello infrahioideo.

 

4. Indique el enunciado falso:

a. La TC es superior a la RM para la valoración de las estructuras óseas nasosibnusales.

b. La RM es más sensible que la TC para la detección de calcificaciones intracra-neales.

c. La TC del hueso temporal permite identificar los huesecillos del oído medio.

d. La TC es la técnica de elección ante la sospecha de hemorragia intracraneal aguda.

e. La TC perfusión permite identificar tejido cerebral infartado en el ictus agudo.

 

5. Indique el seno paranasal que tiene una situación más posterior.

a. Seno frontal.

b. Celdas etmoidales anteriores.

c. Antro maxilar.

d. Seno esfenoidal.

e. Celdas etmoidales posteriores.

 

6. Indique cuál de estas estructuras tiene una situación más superior.

a. Hueso hioides.

b. Glándula tiroides.

c. Glándula submaxilar.

d. Cartílago tiroides.

e. Glándula parótida.

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